Nieve, una de tantas galgas abandonadas por sus dueños, que tantos «momentos felices» les dió, que tanto dinero les hizo ganar, a base de criar, criar y más criar.
No queremos ni pensar todos los cachorros que habrá tenido NIEVE durante su vida, ni imaginar como habrán terminado los que no «hicieran bien su trabajo», o les que «no supieran correr bien la liebre».
NIEVE, reservada, pero todavía con un mínimo de confianza hacia las personas, una galga mayor, cansada, pero con ganas de tener lo mejor de su vida en sus últimos años.
Nieve fue el segundo rescate de este domingo pasado, no tenía apenas rutina, pero llevaba mucho tiempo dejándose ver por las inmediaciones de un pueblo de Castilla La Mancha.
Pusimos la jaula por donde nos habían dicho que se movía, no con demasiada esperanza de verla, era ya tarde y no teníamos ni la más remota idea de cuando se dejaría ver.
Pero la suerte estaba de nuestro lado, justo cuando terminamos de montar hizo la primera aparición. Fueron segundos en los que pudimos ver su sombra a lo lejos para volver a esfumarse sin dejar rastro.
Esperamos con la esperanza de que NIEVE hubiera visto la comida y nos diera una segunda oportunidad. Un par de horas después la teníamos de nuevo en nuestras pupilas.
Esta vez vino para quedarse, sigilosa, intentando pasar desapercibida, dio varias vueltas a la jaula y se metió dentro, pensaba que estaría sola, pero no, allí estábamos nosotros perplejos, observando su belleza y su tranquilidad.
Al acercarnos a la jaula, Nieve lo primero que hizo fue acercarse a uno de los paneles para que la pudiéramos tocar, aún con lo que llevaba vivido a las espaldas quería seguir confiando en el ser humano.
NIEVE ahora busca un hogar en el que vivir tranquila, sin miedos, sin abusos, con cariño. Gracias nuevamente a LA PROTE Y EL VAGABUNDO, por echarnos una mano y por hacerse cargo de ella acogiéndola y gestionando su adopción.