Berberecha fue la última superviviente de una decena de perros, todos ellos rescatados, que malvivían en un asentamiento gitano de un pueblo de Toledo, algunos atados con pitas a las caravanas y otros sueltos.
Todos los años, poco antes de las Navidades, más o menos sobre el mes de Noviembre, acampaban en este pueblo para dedicarse a la recolección en el campo. Estaban el tiempo que duraba la campaña y se marchaban y con ello llegaban los abandonos.
La primera en ser rescatada fue JARA, una perrita muy asustada que se encontraba en las inmediaciones del poblado, desgraciadamente a los dos meses falleció de una peritonitis.
HORUS fue el segundo rescatado, y al resto les tuvieron que ir haciendo poco a poco rutina porque salían a la carretera con el peligro de que pudieran ser atropellados.
La tercera en ser rescatada fue PECAS, una preciosa perrita a la que le dieron una paliza y se refugió bajo la caravana. Cuando la pudieron sacar de allí, la llevaron de urgencia al veterinario y directamente pasó por el quirófano para operarle de una rotura en la cadera.
Uno de los pequeños teckel de los que allí vivía desapareció justo cuando los gitanos abandonaron el poblado, posiblemente este se lo llevaron ellos.
El siguiente en salir de aquel horror fue un galgo atropellado en la misma carretera por donde se accedía a las chabolas, también con una grave rotura en una de sus patas, fue operado y posteriormente adoptado.
Había una mamá con tres cachorros, estos fueron más complicados porque uno de ellos tenía más miedo y era casi imposible cogerlo, hasta que pudieron ganarse su confianza y coger a los cuatros juntos.
El que hacía 9, era un bretón, que salía cada día a la rotonda del pueblo, marcado su cuello con la pita con la que le amarraban a la caravana también pudo ser rescatado.
Y finalmente BERBERECHA, la podenca para la que nos dieron aviso de Rescate. Esta era la más miedosa, la más desconfiada y la última en permanecer por la misma zona, por las noches se refugiaba en lo que quedaba de aquel poblado y por el día no paraba de andar por el pueblo. Andaba sin parar y no podías ni tan siquiera mirarla. Lograron hacerle una rutina de comida y finalmente con la jaula trampa pudimos cogerla.
Esta es parte de lo que ocurre con los animales aquí en España… y así nos va. Maltrato, abandono, desprecio…. Lo mismo que ocurre con estos seres indefensos también se traslada a las personas.