Domingo, 19 de Junio de 2.016, 5:30 A.M., suena el despertador. Era la hora de abrir los ojos y ponernos en funcionamiento. Lo primero era preparar la comida para los 12, varios pollos, salchichas, comida húmeda, seca… higaditos, todo junto, el pollo deshuesado y con su propio caldo mezclado bien con el pienso.
Ya teníamos el cebo a punto y todo el equipo de rescate cargado en el coche el día anterior, así que tan solo nos esperaban dos horas de viaje hasta llegar al punto de encuentro con nuestro contacto.
A las 8:30 de la mañana ya estábamos por la zona y tras quince minutos por caminos de tierra entre sembrados y campos, por fin dimos con la manada.
Se encontraban en tres grupos, entre ellos a una distancia de unos cincuenta metros. El primer grupo la mamá lactante y tres adultos, el segundo grupo 4 perretes adolescentes y el tercero, los cuatro cachorros.
Montamos la jaula grande para esta ocasión e intentamos atraer a todos los perros. Con gran esfuerzo y desconfianza fueron entrando uno por uno, teníamos a todos dentro menos a la madre que se quedó justo delante de la puerta. Teníamos que sacar a todos de la calle, pero la prioridad era la mami y sus cachorros.
Entraban y salían e incluso uno de ellos intentaba morder al resto para que no le quitaran la comida. Tuvimos que cambiar el plan, era imposible que se metieron todos al mismo tiempo.
Pudimos engañar a tres de ellos y meterlos en una nave llena de trastos, utensilios viejos, y demás cosas inservibles. A estos los cogimos con lazo.
Los cuatro siguientes los rescatamos en tres tandas diferentes con jaula trampa. Primero el marrón, luego la pareja de negritos y el cuarto, el que acompañaba a la mamá.
Ya sólo quedaban los cachorros y la mamá. El terreno donde se encontraban era muy pedregoso, entre terruños y pedruscos de olivares. Sabíamos que era difícil andar por allí, pero teníamos que decidir que hacer.
A la madre coraje se le veía muy cansada, así que decidimos cansarla todavía más, física y psicológicamente. Subimos al terruño, y fuimos cerrándole el paso, tenía las fuerzas justas para escapar medio andando, medio al trote hasta que no pudo más y cometió un error.
Bajó al camino y ese fue su último intento de huida. Con las redes cerramos las vías de escape que tenía y con ayuda del lazo logramos rescatarla. Mientras unos la reteníamos, otros rápido íbamos a por sus cachorros para llevárselos junto a ella y lograr así que no se estresara tanto.
Con esta última acción finalizaba el rescata de seis horas de LOS 12. Hay veces que lo que parece fácil se complica y tenemos que cambiar las ideas de rescate, sin tiempo para reaccionar, pero meditando bien los siguientes movimientos, cualquier paso en falso hubiera echado al traste todo el esfuerzo por sacarlos de esa situación.
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